Otra clase impartida casi en su totalidad en inglés y, aunque no era de mis mejores días, consiguió levantarme el ánimo en varias ocasiones.
Cada vez que nos enseña un juego o una aplicación nueva solo puedo pensar en la forma de adaptarlos a mis clases particulares. En mi caso, aunque solo tengo a un niño, resulta todo un reto para mi por sufrir él el síndrome de Ásperger. Siempre estoy buscando nuevas formas en las que explicarle los contenidos para poder encontrar aquella en la que le sea más sencilla, pero he de reconocer que a veces me desespero un poco.
Me gustaría poder tener la capacidad que tienen estas profesoras de, con un simple objeto, poder impartir una clase de 50 minutos y que al final hayan practicando diferentes competencias y además aprendido algo. Supongo que eso será algo que se va adquiriendo con los años, como la sultura y naturalidad con la que se mueven en el aula.
De la clase de ayer quisiera resaltar lo sencillo que parece conseguir que los alumnos escriban en inglés y el hecho de que no haya un examen de evaluación final como tal, sino que son pruebas pequeñas de reading, listening y writing en los que se camuflan la gramática de esa(s) unidad(es) y actividades de speaking durante toda la evaluación.
También me parece muy importante mantener a los alumnos informados de cuáles son los criterios que se van a emplear para evaluarlos en las diferentes competencias desde el primer día de clase. De esta manera, los podrán tener presenten a la hora de hacer un writing o de enfrentarse a un speaking. Son pocos los docentes que siguen esta tendencia y, desde mi experiencia personal, la transparencia entre el profesor y el alumnos es fundamental para una confianza mutua y un mejor aprendizaje.
Fácil non é; conseguir a participación tanto sexa escrita como oral leva tempo, insistencia, preparación... pero acabs encontrando como. Xa sabes o que di o refrán, "Where there is a will, there is a way"!
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